Hay quien dice que estamos menos inmunizados después de usar la mascarilla, aunque esta no parece tener efectos negativos sobre el sistema inmune de la persona que la lleva. Estudios recientes, parecen demostrar que el empleo de las mascarillas no genera estados de inmunodeficiencia o inmunodepresión.
Dos años usando mascarillas para minimizar el contagio del COVID, han dado para muchas especulaciones y noticias falsas. Una de las más extendidas es la asociación del empleo de mascarillas sanitarias con una bajada de defensas o un peor funcionamiento de estas.
Pero numerosas investigaciones científicas apuntan a lo contrario. Llevar mascarillas nos expondría a cargas virales mucho menores que las harían más “manejables” para el sistema inmune. Es decir, a menor carga viral, más posibilidades de que nuestras defensas puedan combatirla, generar anticuerpos y que las consecuencias de la enfermedad sean menos graves.
Entendamos nuestras defensas: inmunidad innata y adaptativa
El sistema inmunitario es el encargado de defendernos de agentes patógenos e infecciosos durante toda nuestra vida. Esta importantísima labor implica a un gran número de células, reacciones bioquímicas y un tremendo gasto energético. Para que esa defensa sea eficaz, todas estas estructuras deben coordinarse con gran precisión y actuar a varios niveles.
Primera línea de defensa: la respuesta innata
Cuando un agente patógeno o infeccioso entra en nuestro organismo, este envía una serie de células y proteínas para destruirlo lo antes posible, intentando evitar que prolifere y cause una infección. Esta primera línea de defensa, formada principalmente por macrófagos, neutrófilos, células dendríticas y Natural Killers, actúa de forma rápida e inespecífica. Esto quiere decir que atacará de inmediato cualquier órgano extraño nocivo, le sea conocido o no.
Es en esta primera barrera, donde resultan más eficaces las mascarillas, ya que reducen, drásticamente, el número de agentes patógenos con los que ha de “batallar” nuestra primera línea defensiva.
El ejército de élite: la respuesta adaptativa
Mientras nuestra primera línea de defensa entra en acción, la segunda línea de defensa va preparándose para entrar también en la batalla. Esta, formada por los linfocitos T y B, se dedican a analizar a los agentes patógenos para atacarlos de forma más específica y eficaz.
Concretamente, son los linfocitos B los que desarrollan los conocidos “anticuerpos”, que harán que nuestro sistema de defensa destruya el patógeno de forma más rápida y eficaz, si hay una segunda infección.
El estrés, causa importante del empeoramiento en gripes y resfriados
Si no es por causa del uso prolongado de mascarillas, ¿a qué debemos achacar el aumento y empeoramiento de los síntomas de gripes y resfriados?
Numerosos estudios científicos demuestran que el estrés sostenido en el tiempo disminuye la eficacia de las defensas. El distrés o estrés negativo hace que las glándulas suprarrenales produzcan más cortisol. Esta hormona, segregada en grandes cantidades y durante un tiempo prolongado, desencadena un empeoramiento de la eficacia del sistema inmunitario innato y adaptativo.
La situación sanitaria y socioeconómica que nos ha tocado vivir en estos últimos años, ha aumentado los cuadros de estrés y complicado sus consecuencias. Entre ellas, un descenso muy notable del sistema inmunitario en la población en general. Esta situación se ha hecho más patente con la llegada de la época de gripes, resfriados y demás afecciones respiratorias infecciosas.
Soluciones naturales aconsejadas
Afortunadamente, también hay evidencia de otros factores que pueden afectar positivamente en nuestro sistema inmunitario. Una buena alimentación, el deporte, la práctica de técnicas de meditación o relajación son algunos de ellos.
En estados de carencia nutricional, puede ser muy recomendable suplementarse con ciertos nutrientes, siempre bajo la supervisión de un profesional. La implementación de vitamina D se ha hecho muy popular gracias a las evidencias científicas que han demostrado su eficacia para mejorar tanto la respuesta inmune innata como la adaptativa. Siendo especialmente eficaz en infecciones respiratorias, entre las que se encuentran gripes, resfriados y el omnipresente COVID. Pero hay muchas otras sustancias a mencionar como la vitamina C, el zinc, el selenio, los beta-glucanos, la Echinacea o el propóleo.
Para estos casos, en Lanier Pharma hemos formulado Inmunizat, un suplemento a base de beta-glucanos, ácido tánico, zinc, selenio, vitamina C y D. Su acción inmunomoduladora, hace que esté especialmente indicado en la prevención y tratamiento de infecciones por virus y bacterias.