Nadie duda que el sol tiene un efecto muy positivo en nuestro organismo. El calor y la luz nos aportan muchos beneficios de los que podemos disfrutar fácilmente. Mejora nuestro estado de ánimo y nuestro sistema inmunológico a la vez que fortalece nuestros huesos, músculos y disminuye la presión arterial, Pero no debemos olvidarnos de prepararnos adecuadamente para que ese exceso de luz y calor no nos juegue una mala pasada.
El calor puede tener efectos muy negativos en nuestro organismo
Cuando estamos expuestos a altas temperaturas, nuestro cuerpo realiza una serie de adaptaciones para mantener su temperatura interna dentro de los límites normales. Sudar es la más común y efectiva de todas. Nos ayuda a perder calor y mantenernos frescos. Sin embargo, en condiciones de calor extremo, este mecanismo puede ser insuficiente. Entonces, nuestro cuerpo puede sufrir una serie de efectos negativos.
Uno de los efectos más graves, y más habitual de lo que pensamos, es el golpe de calor. Esta es una condición grave que ocurre cuando nuestro cuerpo no puede regular adecuadamente su temperatura interna y se eleva a niveles peligrosos para nuestra salud, superando los 40ºC. Los síntomas del golpe de calor pueden incluir respiración acelerada, piel enrojecida, caliente y seca, pulso rápido y fuerte, náuseas, vómitos, mareos, confusión, dolor de cabeza, convulsiones y pérdida de conciencia.
También puede causar daños irreversibles en el cerebro, el corazón, hígado y riñones. Y ser potencialmente mortal, si no se trata a tiempo.
Otros efectos negativos del calor
El calor excesivo también puede tener otros efectos negativos, menos graves, en nuestro cuerpo. Veamos los más habituales:
Deshidratación: cuando nos exponemos a altas temperaturas, nuestro cuerpo pierde agua a través de la sudoración. Si no reponemos adecuadamente los líquidos perdidos y el cuerpo pierde más líquido del que ingiere, podemos sufrir deshidratación. Algunos síntomas de deshidratación pueden ser sed intensa, sequedad de boca, piel y mucosas, disminución de la orina, dolor de cabeza, mareos, fatiga, debilidad, confusión y, en casos graves, shock.
Agotamiento por calor. Es una condición menos grave que el golpe de calor, pero aun así puede ser peligrosa. Los síntomas del agotamiento por calor incluyen debilidad, calambres musculares, sudoración excesiva y pulso rápido.
Aumento del estrés cardiovascular. El calor excesivo puede estresar nuestro sistema cardiovascular, lo que puede aumentar el riesgo de problemas cardíacos.
Vasodilatación. Con el calor, los vasos sanguíneos se dilatan para facilitar que el calor circule hacia la superficie. Este mecanismo de defensa contra el calor, trae ciertas molestias asociadas como disminución de la presión arterial, sensación de debilidad, mareo o desmayo, aparición de edemas, varices y hemorroides.
Alteraciones en nuestra capacidad cerebral, sistema nervioso, estado de ánimo y calidad del sueño.
El calor puede afectar nuestro sistema digestivo. Causando falta de apetito, cortes de digestión, náuseas o diarreas.
Algunas medidas para prevenir el exceso de calor
Ahora que entendemos los efectos del calor en nuestro cuerpo, es importante tomar medidas para protegernos y mantenernos saludables durante los días calurosos. Aquí te ofrecemos algunos consejos prácticos que podrás seguir:
Mantente siempre hidratado. Beber suficiente agua es fundamental para prevenir la deshidratación. Durante los días calurosos, es recomendable aumentar la ingesta de líquidos. Si no te gusta mucho el agua, prepárate bebidas saludables como tisanas frías o aguas aromatizadas. Evita el consumo excesivo de cafeína, azúcar y alcohol, ya que tienen un fuerte efecto deshidratante. Los ancianos, niños y mascotas suelen ser más susceptibles de sufrir una deshidratación.
Vístete con ropa veraniega. Usa ropa holgada, fresca, ligera y de colores claros. Este tipo de prendas te mantendrá más fresco, ya que permite una mayor circulación de aire y refleja la luz solar.
Elige lugares frescos. Procura pasar el mayor tiempo posible en espacios frescos. Parques, playas, piscinas… También serán muy apropiadas las instalaciones provistas con aire acondicionado como centros comerciales, bibliotecas, bares o cafeterías.
Evita o limita la exposición directa al sol entre las 10 a.m. y las 4 p.m., las horas de más calor.
Utiliza protector solar. Elige un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) alto, preferentemente de FPS50. No olvides reaplicarlo cada dos horas, especialmente si estás sudando o en contacto con el agua.
Come alimentos frescos, ligeros y ricos en agua como frutas o verduras.
Evita realizar actividades físicas intensas en las horas de más calor.
Si tienes alguna enfermedad grave o sospechas que tomas algún medicamento que pueda alterar la termorregulación, consultar con tu médico.
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